La última ocurrencia de una multinacional para sacar cuartos donde no los hay, ha sido mezclar ecología y economía, en una suerte de
campaña de lo más llamativa.
Resulta que esta cadena de supermercados francesa ha descubierto ahora que el
plástico es caca, y que lo mejor que puede hacer es dejar de dar sus bolsas de plástico de toda la vida, y empezar a
cobrar por unas nuevas muy bonitas y más
verdes.
También tienen otras parecidas a las de siempre pero hechas de fécula de patata, algo más que interesante. Lo malo es que
las cobran... ¡Anda! ¿Pero quién hace el gesto ecológico, la empresa o yo? Algo huele mal...
Y es que el negocio es redondo: la empresa deja de comprar las bolsas de plástico que luego nos "regalaban" (tampoco seremos ilusos ahora), y compra ahora otras bolsas que ya no nos regala, y aún encima viste todo el petate de movimiento ecológico, dejando su imagen bien lavadita.
Señores carrefourianos, las bolsas de siempre son reutilizables, no nos quieran convencer de que son de un solo uso. Y si no, pregúntenles a estas dos personas:
Las iniciativas reales de ecología son plausibles, los timos no.