Y a veces estas cosas, simplemente suceden. Nada parecía indicar que se haría justicia por una vez y se igualaría un poco la balanza de la fortuna. Pero así ha sido. Quizá porque Alonso es un campeón de los de verdad. Ha tenido momentos duros, siendo líder de carrera en varias ocasiones y romper motor o que una tuerca salga disparada de su rueda trasera o que un mecánico se líe poniendo una rueda. Todo ello sin contar alguna sanción inexplicable por parte de la FIA totalmente injustificada y bochornosa. Y aún así siempre se ha mantenido en la lucha por el mundial. Ha ganado ya siete grandes premios este año, quince en su carrera en la F1. Es un grande. Y ahora, cuando más pesimistas éramos todos (incluído un poco él) la rueda de la fortuna da un nuevo giro e impone un poco de justicia en el mundial, justicia más que merecida para Alonso, que había hecho un montón de carreras bárbaras, y en algunas no se había llevado la recompensa merecida. Pero aquí estamos, a falta de una carrera, solo con la necesidad de puntuar en Brasil (Schumacher tendría que ganar Y que Alonso no puntuara para ganar él el campeonato) para ser Bicampeón del mundo de Formula 1, que se dice pronto. Estos son los mundiales que valen la pena, los reñidos entre dos grandes. Alea jacta est.
Crónica de la carrera
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