La verdad es que últimamente ando sorprendido por los acontecimientos de los últimos meses/años en lo que a las actuaciones de los antidisturbios se refiere. No paran de salir ejemplos en los medios, noticias, vídeos y declaraciones que ponen los pelos de punta. No solo
aquí, sino en
todo el
globo.
Además, una vez que se pone a funcionar el nuevo gobierno en este estado, también asusta que una de las primeras cosas que hace, además de recortar por abajo, y de mantener los privilegios de la iglesia (ahí no hay recortes) es
comprar gases lacrimógenos en cantidades industriales. Millón y medio de euros de nada. La leche, ¿qué van a hacer para creer que van a necesitar ya eso, que necesite ser unas de las primeras actuaciones a llevar a cabo? Miedo, eso es querer dar miedo. Siempre funciona y siempre ha funcionado.
Ya hasta se ve como algo normal, y parece que siempre que hay una gran concentración de personas tiene que haber disturbios, aunque siempre que uno ha vivido en persona manifestaciones casi nunca hubiera problemas.
No deja de resultar curioso cómo estamos sufragando con nuestros impuestos el que unos perros nos apaleen, para "mantener el orden". ¿Qué orden? ¿Qué había que mantener en Barcelona cuando los Mossos apalearon a todo el que allí se encontraba de forma pacífica, sin moverse, sin molestar en las concentraciones del 15M? Librar la plaza a golpes para que los futboleros pudieran celebrar el título de su equipo; bueno, esto no fue más que la excusa.
Es hasta cruel que nosotros mismos paguemos el sueldo de quien nos maltrata, nos pega, nos trata como bestias y limita nuestros derechos. Perros mercenarios sin cerebro, que hacen lo que se les manda sin pensar, así la orden sea "dale con la porra a todo lo que se menee".
Ahora se ven extrañas las observaciones de nuestros padres acerca de los porrazos de "los grises" como algo superado, algo del pasado. Bueno, ahora parece que esperan más a sacar la porra. Pero la sacan gustosos.
Ese es el estado en que vivimos la mayoría de personas del mundo, nos dicen que somos libres, pero mientras digamos libremente lo que el poder quiere que digamos. A la que te sales del carril, porrazo. Y su mayor éxito es que han convencido a mucha gente de que eso es bueno y normal. Pegar al perroflauta, que molesta, no es decoroso y las vías han de estar libres. Aunque el perroflauta proteste por los derechos de todos, incluido el que quiere que se le apalee.
Vaya libertad, la que tenemos. La de un consumidor alienado, no la de una persona.
Y si no, porra. Pues ya les voy indicando por donde pueden metérsela, gracias.