17 sept 2010

Vergüenza europea

Resulta vergonzosa la actitud de los diversos dirigentes europeos ante la actitud del presidente Sarkozy sobre las expulsiones de gitanos de Francia. Ante un claro incumplimiento de la ley europea por parte de las autoridades francesas, los dirigentes europeos guardan silencio, e incluso apoyan a Francia. ¿Por qué? Bueno, en realidad ninguno quiere enfrentarse a una situación parecida. De hecho, un periodista le preguntó a Zapatero sobre si una posibilidad era que los gitanos expulsados fueran ahora a otros países (en Rumanía seguramente no se queden) entre ellos España, a lo que Zapatero respondió, ojo: "No des pistas" (lamento no poner el enlace porque esto lo vi en la noche en 24h de TVE y no encuentro el vídeo).



Y es que los dirigentes europeos han dejado muy claro que no quieren que esto les salpique, y también que si les toca el asunto, harían lo mismo.

La ley europea es clara en este sentido, ya que hay libre circulación de personas de la UE (y Rumanía pertenece a ella), y en caso de querer poner la excusa, como pone el estado francés de problemas del orden público, la ley obliga a tomar cada caso individualmente, lo que va en contra de las expulsiones colectivas que se están llevando a cabo.

Entre las tendencias neoliberales que se están imponiendo en Europa, y estas medidas xenófobas, no me gusta el camino que lleva la Unión Europea, no es la Europa que me gustaría, más solidaria y plural.

Pero parece todo lo opuesto a eso, y cuando una comisaria, que no depende de los votos como los vergonzosos dirigentes políticos, dice las cosas claras, como hizo Viviane Reding, los políticos dirigentes de turno cierran filas y aquí no ha pasado nada.



La UE solo es valiente para poner sanciones a Micro$oft, porque recauda mucha pasta así. Para todo lo demás... Ma$tercard.

4 comentarios:

  1. Viajan a hacia la ultraderecha a velocidad vertiginosa. La cosa es verdaderamente preocupante.

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  2. Hasta en Suecia viajan hacia el mismo lado. Malo, malo...

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  3. Si es preocupante, por su repugnancia, el color cada vez más ultraderechista de la política europea no lo es menos la aceptación social que esta tiene. El gobierno de Sarkozy, y él de manera personal, está atravesando dificultades causadas por la crisis mundial y por sus desmanes y corruptelas, y una forma de distraer a la opinión pública es poner en el punto de mira a una minoría social ya de por sí estigmatizada. Que la respuesta social sea de aprobación es lo que resulta terrorífico.

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