Dado el título de esta entrada pudiera parecer que uno puede aprender algo en ella acerca de este personaje. Muchas personas saben hace tiempo quién es este personaje y lo que ha significado. No es mi caso.
En mi caso, he descubierto la vida de este hombre a causa de su muerte en la actualidad. Conocía su nombre y su relación con CCOO (es decir, nada).
A raíz de la actualidad decidí al menos leer algo de Marcelino Camacho, y según leía facetas y hechos de su vida, se me han ido viniendo ideas a la cabeza.
En general todas versaban sobre los cambios acaecidos en todos los años que han pasado desde su juventud hasta hoy. De cómo este hombre fue encarcelado injustamente en varias ocasiones por defender sus ideas, cómo se fugó otras tantas veces, y cómo, a pesar de ello, siguió siendo un luchador. Y me hizo fijarme este comportamiento suyo en lo que hoy en día es el sindicato que él fundó, Comisiones Obreras, y en las personas que lo forman.
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¿Cómo ha podido pasar? ¿Cómo se ha podido pasar de la lucha de los trabajadores por sus derechos, cuando las represalias eran terribles, al pasotismo actual cuando no apuntan a la gente con un cañón por expresar sus ideas y manifestarse? ¿Cómo es que generaciones de personas comprometidas han sido sustituidas por los autómatas individualistas que somos?
Leyendo la biografía de este hombre he visto, al fin y al cabo, todo lo que hoy en día no veo.
Todo lo que me gustaría ver.
Todo movimiento emancipatorio, y CCOO fue en sus orígenes un sindicato revolucionario, se apoya en la figura de unas pocas personas excepcionales sobre las cuales se sustenta una leyenda que rinde réditos al resto de personas que orbitan alrededor. Marcelino Camacho,fue una de esas personas excepcionales, que vivió momentos aparentemente mucho más difíciles que los actuales y que supo mantener su prestigio intacto. Pero han existido tambien otros muchos marcelinos camachos que jamás verán reconocida su valía más allá de su círculo personal y familiar.
ResponderEliminarYo no estoy tan de acuerdo con resaltar la figura de sólo un hombre. Durante la dictadura, hubo muchos ejemplos de heroicidad, de hombres y mujeres que pasaron las de Caín pero siguieron siendo íntegros (otros muchos no, agacharon las orejas, y cómo echárselo en cara con una de las dictaduras más sanguinarias del s.XX).
ResponderEliminarEsas personas excepcionales surgen en un momento en que la historia reclama esa heroicidad en la lucha. En nuestro ambiente, más dulce y conformista, las voluntades y temperamentos son más muelles. En parte por eso estamos reculando, porque no hay la férrea determinación de hacer avanzar la historia, porque mi generación heredó unas conquistas sociales de las anteriores y no crecimos en la necesidad de apretar. Y como dejamos de apretar, estamos retrocediendo.
Me gusta mucho la entrada de Wen por esa sorpresa de ¿cómo puede haber esa diferencia, entre el sindicalismo de ayer y el de hoy? Ayer, con todo en contra, y se daba la matraca por conseguir unos derechos. Y hoy, que tenemos un montón de ventajas, de posibilidades, y estamos en retroceso.
Nada más la democracia representativa, por muy imperfecta que sea, sería un arma poderosísima para que los trabajadores impusieran un Estado social a la minoría burguesa. Aquí nadie pasa hambre, aquí nadie duerme en la calle, aquí no sobra nada porque lo decimos los trabajadores, que somos inmensa mayoría. Y contra esa mayoría ni la mierda de Constitución ni d'Hondt ni nadie podría valer.
Y teniendo esa fabulosa facilidad de la que carecían nuestros padres, nuestros abuelos, estamos viendo cómo el capital impone sus leyes, principios e intereses.
Que joder, hace 80 años lo hizo con un montón de armas y la ayuda de las potencias fascistas, poniendo una montaña de cadáveres encima de la mesa. Le costó ganar esa supremacía, al capital.
En cambio ahora, está obteniendo la misma victoria, pero con un esfuerzo mínimo. Ni siquiera tiene que invertir en manipulación, pues los medios de comunicación, la mayoría, arrojan beneficios. Es que hasta les pagamos porque nos manipulen, que manda carallo.
Nos estamos convirtiendo en zoombis.
ResponderEliminarEl sindicalismo ha cambiado porque han cambiado dos partes, los dirigentes sindicales y los trabajadores. El capitalismo sigue igual pero con el camino expédito para campar a sus anchas.
Detrás de Marcelino Camacho hubo un montón de gente apoyándole y luchando. Si la línea de los dirigentes actuales no nos gusta debemos ser los propios trabajadores los que alcemos a quienes consideremos necesarios. Con criticar creemos que ya está todo resuelto y así nos va. Los dirigentes sindicales deben luchar desde el puesto que ocupan y los trabajadores desde nuestra posición.