El Barça se coronó hoy como campeón de la Champions League 2006, tras un partido agónico, en el que el Arsenal quizá no mereció perder. El Barcelona ha hecho una grandísima temporada este año, y es merecedor de la Copa de Europa; pero no menos merecedor a tenor de lo visto en la final es el Arsenal. Sinceramente, en la primera parte el Arsenal se comió al Barça jugando con diez. El Barça sin organizador ni delantero centro bien ubicados estaba desdibujado, irreconocible. Pases cortos sin profundidad, poquísima movilidad y un Arsenal perfecto atrás y peligrosísimo en ataque. Ese era el cuadro de la primera parte, con un Barça decepcionante. En la segunda parte se empezó a imponer la lógica en la cabeza de Rijkaard, y el entrenador holandés dió entrada a Iniesta, empezando el Barça a tocar más el balón y crear alguna ocasión. Con la entrada decisiva de Larsson y Beletti el Barça se empezó a parecer más al gran equipo de toda la temporada, aunque sin deslumbrar esta noche. El cansancio hizo algo de mella en los jugadores del Arsenal y los goles de Eto'o y Beletti casi seguidos (y con intervenciones cruciales del genial Larsson) acabaron matando al equipo inglés.
Mal para mí Ronaldinho (chupón y poco acertado), geniales Larsson, Eto'o, Valdés (decisivo en un par de intervenciones) y el francés Guly, y bien el resto.
El Arsenal perfecto en todas sus líneas. Supo aguantar con diez ante el Barcelona y si no se hubiera producido la expulsión de Lehmann (merecida, por otra parte; y el gol debió subir al marcador) perdiendo con ello a Pires, el partido hubiese sido otro. El arbitraje fue sencillamente penoso para toda una final de Champions.
Pongo un enlace al artículo que he encontrado más "objetivo" dentro de lo que cabe.
Artículo en El País.
Mal para mí Ronaldinho (chupón y poco acertado), geniales Larsson, Eto'o, Valdés (decisivo en un par de intervenciones) y el francés Guly, y bien el resto.
El Arsenal perfecto en todas sus líneas. Supo aguantar con diez ante el Barcelona y si no se hubiera producido la expulsión de Lehmann (merecida, por otra parte; y el gol debió subir al marcador) perdiendo con ello a Pires, el partido hubiese sido otro. El arbitraje fue sencillamente penoso para toda una final de Champions.
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Artículo en El País.
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